Enfilamos la segunda quincena de Julio y este año el pistoletazo de salida de las vacaciones parece que tarda en llegar, razón evidente, el dichoso Covid-19 que nos está amargando la vida. Las mascarillas en todas sus versiones, se han convertido en complemento de moda y junto con las minibotellas de gel hidroalcohólico y un par de guantes , el kit Coronavirus ya tiene si hueco en los bolsos y bolsillos de muchas personas, por si acaso.
Llega el tan ansiado momento de salir de casa, coger el coche y arrancar hacia el destino soñado para disfrutar de unas más que merecidas vacaciones porque este año estamos… saturados!!!. Saturados por ese estado de alerta continuo por evitar el contagio, procurar una distancia de seguridad, queramos o no controlamos a nuestro alrededor quien cumple o no las normas y todo ésto, agota. También nos hemos hecho a guardar aforos y esperar haciendo colas a las puertas de los establecimientos, a ver en las tiendas como higienizan la ropa, los códigos QR nos facilitan la lectura de cartas en bares y restaurantes y casi, casi que todos los cambios que hemos adoptado en nuestro día a día ya forman parte de esta nueva era que nos toca vivir, la era “Con Covid”, porque la “Post Covid” ¡uy! esa aún está por venir.

Y he aquí que llegas al destino, nuevo o ya conocido, mar o montaña, tu eliges, con la mente llena de imágenes de vacaciones anteriores con ganas de relajarte, desconectar y disfrutar y … vuelve a ponerte la mascarilla, sigue resecando tus manos con más gel hidroalcohólico, choque de codos para saludar a amigos, salvo que por la euforia del reencuentro nos demos un achuchonazo de esos que llenan el alma y sigue guardando distancia de seguridad, sigue haciendo colas para guardar aforo… sigues en estado de alerta por salvaguardar la salud.
Así que yo me pregunto, si precisamente las vacaciones las tomamos para desconectar de tensiones diarias ¿llegaremos a relajarnos en vacaciones?
Probablemente lo hagamos a medias o a un 75%, ya que cambiar de ambiente, hacer cosas distintas, romper horarios ayuda. Y nos ayudará también disfrutar de la gastronomía de otros lares, por supuesto en terrazas porque somos muy de calle, con mesas a dos metros de distancia y los ya mencionados QR puestos en ellas, con la presencia de camareros “enmascarados” que nos siguen atendiendo con su habitual amabilidad para hacernos ese momento mucho más agradable por a las circunstancias. Ese estado de alerta continuo nos puede llevar a pedir y comer un poquito de más, a tomar otra caña de más, ese helado de más, en definitiva, a calmar nuestro coronaestres con la comida y/o bebida, luego subiremos de peso y ya volveremos a bajar, porque es “normal” pillar un par de kilos en vacaciones, pero este año ten presente que tardarás porque en el estado de alerta por no pillar el bicho, adrenalina y cortisol están un pelín más elevados de lo normal y demostrado está que estas hormonas del estrés no contribuyen en nada a la pérdida de peso. Solución, trata de controlar un poco las ingestas pese a que estés de vacaciones y por supuesto, incluye la actividad física: Nada en el mar todos los días si vas a la playa, programa rutas de senderismo si vas a la montaña… muévete!!! aliviaremos tensiones y compensaremos excesos y volveremos a casa algo más felices y contentos.
Si eres de los afortunados que si van a salir de vacaciones, mete la idea en tu maleta de seguir con tus nuevos hábitos preventivos son muchos los que al llegar al destino pasan del tema y luego vienen los ¡ay, madre mía! Este año toca veranear así, asi que cuidadín. ¡Ah! y si coges el coche para tus desplazamientos, cortos o largos, ponte el cinturón, más vale perder un segundo en la vida que la vida en un segundo.
¡¡¡FELICES VACACIONES A TOD@S!!!
Un besote Cuidditer@s, nos leemos pronto. Ya sabes lo que tienes que hacer, dale al like, comparte en redes y si quieres, deja tu comentario.
Cuiddiet
Nota: Lss fotos publicadas son de Pixabay.com